domingo, 10 de noviembre de 2013

Sin PPan y sin circo

 
     Ha bastado que el TSJ de Valencia haya anulado el ERE que puso a mil trabajadores de Canal Nou en la calle, para desatar la ira de los PPajarracos valencianos y en un acto de soberbia decretar el cierre total de la que últimamente era la tele de la propaganda pepera. Este nuevo acto dictatorial de las gaviotas valencianas ha devuelto a la actualidad la situación de la región más corrupta de Europa, gobernada por los políticos más corruptos de Europa y cuyos presuntos delitos eran premiados, elección tras elección, por miles y miles de votos igualmente corrompidos.
 
  
     Durante años la comunidad valenciana ha sido como un circo de tres pistas, donde los gobernantes eran los trapecistas, domadores o payasos que actuaban a la vez y el pueblo era el público, que ante semejante despliegue no sabía a que atender. Fastuosos parques temáticos, vanguardistas edificios o las pruebas deportivas más chic, servían para llenar los bolsillos de algunos, dejando en quiebra técnica a todos los valencianos. El modelo triunfaba tanto, que hasta el propio Rajoy alababa sin pudor a sus compañeros de Valencia, jaleado por sus gaviotas más cercanas. Ahora, descubierto el PPastel, todos callan y denuncian el escándalo de los ERES en Andalucía para tapar su gran estafa valenciana. Los supuestos estafadores: Zaplana, Camps, Barberá o don Carlos Fabra. Sus presuntos compinches: Correa, el bigotes, Urdangarín o los directivos de la CAM. Todos se han forrado a costa de los estafados, los valencianos, en su mayoría colaboradores necesarios para la estafa. Votaban masivamente a los pajarracos, aún sabiendo que les robaban, a cambio de un trabajo aquí, un favor allá o simplemente, ver de lejos a Fernando Alonso.
 
     Cinco años de crisis han sido suficientes para convertir a los valencianos en el hazmerreír de la Unión Europea. Incluso hay una ruta del despilfarro que muestra la inutilidad de todo aquello en lo que los sucesivos gobiernos valencianos han gastado miles de millones de euros. En este caso, ni siquiera pueden echar las culpas a Zapatero, puesto que el PP lleva gobernando allí la tira de años. Los valencianos soportan los mayores recortes del país, recortes que en muchos casos les dejan sin pan, pero que a todos les privan ahora del circo. Adiós a la Fórmula 1 o a la America's Cup. Ya ni el Papa quiere visitarles. Tampoco volverán a ver a la Barberá embutida en un Ferrari, algo que sin duda muchos agradecerán.
 
     Lo último que les han robado es su tele. Esa tele que pasó del "que te calles Karmele", a glosar las bondades del gobierno de Camps. Esa tele que prefirió retransmitir una misa papal, antes que denunciar las oscuras maniobras peperas para acallar las causas del accidente de metro más grave de la historia de España. Ahora, muchos profesionales de esa tele que se salvaron del ERE, se lamentan y protestan por el cierre. Algo que no hicieron cuando a mil compañeros suyos les despidieron de forma ilegal por razones políticas más que laborales. Ahora ya es demasiado tarde para todos, para los trabajadores de Canal Nou y para los votantes que, tapándose la nariz, seguían votando al corrupto PP. Entre todos han conseguido que Valencia se desmorone como una de sus fallas.

2 comentarios:

  1. Pues por desgracia así ha sido, tal y como lo describes. A ver si los valencianos aprenden y en las proximas elecciones le dan al PP una sorpresa desagradable, para que dejen de mangonear todo lo que se les pone a tiro.

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    1. Debería ser así, pero observando las últimas citas electorales, el número de votos que recibe el PP, es directamente proporcional al nivel de corruPPción de sus candidatos. Parece que a los valencianos les va la marcha.
      Un saludo.

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