domingo, 1 de marzo de 2015

Rajoy contra Rajoy

     Lo que empieza en cólera, acaba en vergüenza - Benjamín Franklin

     Muy felices se las prometían el pájaro bobo y sus PPalmeros antes del Debate del Estado de la Nación. Para el PP sería una fiesta sin sobresaltos. Hora y media de tedioso discurso mitin, interrumpido de vez en cuando por los aplausos de sus hooligans y halagos, muchos halagos de la caverna mediática. La Rajoy-PParty iba según el plan trazado: un buen puñado de herencia, una pizca de recortes, generosa cantidad de medidas en la buena dirección y mucha recuperación, todo servido con grandilocuentes promesas al gusto. Pero este plato, a priori tan apetitoso, se le indigestó al PPresi cuando, como es natural en un parlamento democrático, aparecieron el resto de actores políticos. Las víctimas de tan terrible digestión, las de siempre, todos aquellos que se atreven a criticar las miserables políticas del gobierno de la gaviota, PSOE, Izquierda Plural, UPyD y algunos miembros del grupo mixto. Menos mal que Podemos y Ciudadanos aún no están en el parlamento, si no, el peor Presidente de la democracia habría vomitado fuego.
 
 
     Como ya es habitual, a Rosa Díez Rajoy la llamó una y otra vez Díaz, algo que parece hacer a propósito para molestar a la diputada y que como estrategia resulta estúpida, menospreciando con grandes dosis de arrogancia los argumentos de la lideresa de UPyD. A Coscubiela y al novato Alberto Garzón, que desplegó grandes dotes en la oratoria, el PPresi los despachó con un par de chistecitos tan ridículos como él, con un único fin de ofender a los miembros de la Izquierda Plural, pero como dice el refrán, "no ofende quien quiere, sino quien puede" y sin duda, a pesar de las risas histéricas de su bancada, Rajoy no puede ofender a mentes mucho mejor amuebladas que la suya.
 
     Pero sin duda el peor parado por la ira del bobo, fue Pedro Sánchez del PSOE, que también se estrenaba en estas lides. Crítico y agresivo como corresponde a cualquier líder de la oposición, Sánchez hiló un discurso cuyos ejes principales giraron en torno al paro, a los recortes y como no, a la institucionalizada corrupción, algo que irritó bastante a los de la secta. Tras el discurso de Sánchez Rajoy salió como una damisela ofendida, contraatacando con el tan socorrido ¡y tú más! y a partir de aquí comenzó la traición de Rajoy a sí mismo. El líder de la banda de la gaviota perdió el control y afloró la genética que la mayoría, en Génova 13, llevan en sus venas: la de cachorros de la dictadura. Insultó a Sánchez negándole nivel para presidir un gobierno, como si a él le sobrara. Le llamó patético y le prohibió volver al parlamento a hacer o decir nada, arrogándose la propiedad del Palacio del Congreso.
 
     Así fue el que algunos ya llaman "el último botellón del bipartidismo". Un debate que casi nadie siguió, que a muy pocos interesó y que puso en evidencia que este país ni merecía ni merece un PPresi como Rajoy. Ya sabéis,  #NoLesVotesPeroVota

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