domingo, 12 de abril de 2015

Orgullosos PPor decreto

     Un solo bien puede haber en el mal: la vergüenza de haberlo hecho - Séneca.

     Tras semanas de enfrentamientos, intrigas, acusaciones e insinuaciones en la secta de la gaviota, el PPájaro bobo, sacerdote supremo en casa PP, convocó una Junta General para imponer por decreto el orgullo pepero. El Presidente, con su ya habitual cobardía, lejos de afrontar los problemas en este caso en el seno de su partido, impuso sonrisas, besos de Judas y falsos abrazos para conjurar las puñaladas traPPeras entre los suyos y éstos, sabedores de que el poderoso dedo de Rajoy les puede apartar de la política, dejándoles sin posición social y sin dineros fáciles, sonrieron, se besaron, se abrazaron y sobre todo, aplaudieron.
 
 
     Con todo este postureo, Rajoy ya es feliz. No en vano, debe de ser uno de los diez personajes más simples de España, junto con Poli Díaz, Belén Esteban o Terelu. Tan henchido de gozo está el PPresi, que ha dedicado la semana a predicar por convenciones de pajarracos que el PP es el paradigma de partido unido y como no, las bondades de su cuestionada recuperación. Dicha recuperación es su baza para ganar las elecciones y a pesar de que el CIS ha puesto de manifiesto que más del 80% de los españoles no creen en ella, Rajoy insiste y para ello insta a los cargos de su secta a creérsela para venderla luego en sus mítines como justificación de los recortes. Aún así, debe resultar muy difícil para sus candidatos vender recuperación a los nuevos trabajadores del PPrecariado de Báñez, a los dependientes, muchos de ellos muertos, abandonados por Mª CosPPi sin justificación como acredita la última sentencia del TSJ manchego o a los nuevos "sin techo" dejados en la calle por bancos rescatados por el ultra liberal Guindos.
 
     En cuanto a la unión dentro de su partido, Rajoy sabe, si es que su intelecto alcanza para ello, que es pan para hoy y hambre para mañana. Una debacle electoral como la obtenida en Andalucía, convertirá al PP en un campo de batalla para derrocar a Rajoy y su equipo. Díscolas como Aguirre no dudarán en expresar públicamente la mala gestión del gobierno durante la crisis. Frikis como Monago, lejos de reconocer errores y corruPPtelas propias, echarán la culpa a paisanos como Floriano, director de la campaña genovesa. Entre tanto  y en la sombra, una ambiciosa ViceSoraya moverá los hilos para posicionarse como sustituta del bobo y no dudará en dar la puntilla al más que denostado jefe.
 
     Que nadie se equivoque. Si no hubiera sido por la crisis, Rajoy jamás habría sido Presidente. No vale ni para presidir su comunidad de vecinos y los PPajarracos lo saben. La crisis lo trajo y espero que la crisis se lo lleve.

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