domingo, 28 de mayo de 2017

El cementerio azul

     Para que alguien sepa lo que es el abandono, tiene que ser abandonado. - Laura Esquivel.

     Hace ya casi dos años que tanto España como los países miembros de la UE, se comprometieron a conjurar la crisis de refugiados que comenzaba a agravarse exponencialmente a las puertas de la gran Europa. Grandilocuentes palabras, alguna que otra vergonzante disidencia y un acuerdo con el que la UE se comprometía a acoger a 120.000 refugiados procedentes de Siria. Resultaba esperanzador aunque se quedaba muy corto, pero por algo había que empezar. Dos años después, el número de personas acogidas dista mucho de lo comprometido, miles de personas se encuentran retenidas en la dictatorial Turquía y varios miles más buscan otras rutas para huir de la miseria, a la que en gran medida les ha condenado el mundo occidental. Las nuevas rutas hacía Europa resultan más largas y peligrosas, de tal manera que solo en lo que va de año se calcula que más de 1.500 personas se han ahogado en las aguas del Mediterráneo, los últimos 200 esta misma semana, que se suman a las más de 5. 000 muertes producidas el pasado año, convirtiéndolo el Mare Nostrum en un inmenso cementerio de intenso color azul.


     En aquel ignominioso pacto de Septiembre de 2.015, nuestro país se comprometió a acoger casi 18.000 refugiados, más por la presión popular que por la convicción del gobierno PPopular. Rajoy alardeó de hospitalidad hispana y decidió acoger esa ridícula cantidad, dada la dimensión del problema y tras haber acogido a 22 ó 23 personas hasta la primavera pasada, según se acercaba el verano y las elecciones, el gobierno se vino arriba y un día sí y otro también, llegaban a España refugiados. El ritmo de llegada se fue desinflando a medida que el bobo se veía cerca del gobierno. A día de hoy, con Rajoy más preocupado por colocar a jueces y fiscales para acallar la corruPPción que pudre a él y a su partido y mantener al ideólogo de la secta en el Valle de los Caídos, el número de refugiados acogidos en nuestro país es de 1.300 personas, poco más de un 7% de lo comprometido, la mayoría procedentes de Siria, como si los conflictos africanos o de Yemen no existieran y por supuesto la acogida a priori es temporal, ignorando nuestro infame gobierno cualquier petición de asilo.
     
     Si Rajoy, además del Marca, leyera esto, quizás tacharía de agria la crítica y desde su estúpido punto de vista, con cierta razón. Para este espécimen con gafas y lengua gorda, 1.300 son muy y muchos refugiados. Él es un buen cristiano y aunque es más de las huchitas del Domund, si hay que acoger se acoge, eso sí, con mesura que eso de donde comen cinco comen siete es una falacia. En cuanto a los que se ahogan en el intento, para los PPajarracos son daños colaterales. Nadie les obliga a subirse a las pateras y las guerras, violaciones o el hambre, no parecen razones de peso para perder el arraigo de sus países de origen. Es mejor permanecer en sus pueblos que ya les ayudarán los del Domund y la monjita de turno.
     
     No parece que en los próximos meses ni Rajoy ni su gentuza vayan a cumplir el objetivo comprometido y es responsabilidad de todos exigir a nuestro, por desgracia, gobierno y al resto de gobiernos europeos que en el Mediterráneo no haya ni un sólo muerto más. De no ser así, el tan temido y salvaje yihadismo se cargará de razones para acabar con nuestra ya maltrecha forma de vida.
   

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