domingo, 4 de febrero de 2018

Sin memoria no hay justicia

     Ahora se usa la Ley como un arma en lugar de una herramienta. - Warren Bennis


     Mucho habla Rajoy en los últimos tiempos de la Ley: "Sin Ley no hay nada" , "Todos estamos sometidos al imperio de la Ley y nadie está por encima de ella", "Hay que cumplir la Ley"... Más allá de las sospechas de corruPPción que persiguen al lamentable PPresi y a su chusma de la gaviota, que deja a los peperos fuera de la Ley,  hay una Ley que Rajoy se pasa por el forro y además se jacta de no cumplirla cada vez que en una entrevista tiene ocasión. Estoy hablando de la Ley de Memoria Histórica, una Ley tan importante como las demás y de obligado cumplimiento para todos los niveles institucionales de la administración. Además de incumplir está Ley, los PPajarracos, creyéndose por encima de lo humano y lo divino, han llegado a mofarse de las víctimas, supongo que para escapar de sus conciencias, siendo como son los herederos de los verdugos.


     Esta semana la Diputación de Ciudad Real en el marco del programa Mapas de Memoria, ha rendido un merecido homenaje a las víctimas de la represión franquista en la provincia, casi 4.000 entre los 2.800 fusilados y los algo más de 1.000 que murieron en las cárceles del genocida de hambre y miseria. Esta lista podría aumentar en los próximos meses en varios centenares más, pero de momento nos  ha permitido conocer con nombres y apellidos algunas historias como la de las hermanas Rufina y Beatriz Úbeda Palomares. Beatriz y Rufina, lavanderas de la ciudadrealeña localidad de Malagón, se encontraban en la cola de la fuente para coger agua cuándo una de las niñas bien del pueblo, posiblemente madre, tía o abuela de alguno de los actuales PPajarracos provinciales, les exigió que la dejarán pasar antes. Las hermanas Úbeda se negaron a que se les colará la señoritinga, hecho este que provocó que días después, Rufina y Beatriz fueran detenidas, les quitaran las dotes que tenían para casarse y fueran fusiladas meses más tarde en el cementerio de Ciudad Real. Este atropello por el que ni los cerdos que las denunciaron, ni los cobardes guardias civiles que las detuvieron, ni el cruel juez que las condenó han pagado, fue el principio del acoso a la familia Úbeda Palomares, que llevó a la cárcel a alguno de los hermanos y a la madre, una viuda con 9 hijos a su cargo.

     La historia de Rufina y Beatriz, sólo es una más entre las miles de dramáticas historias de la venganza y "limpieza" con la que la despreciable derechona que ganó la guerra aterrorizó a España. Franco y sus asesinos, al igual que les ocurre ahora a sus herederos del PP, no fueron capaces de tener honor ni en la victoria y quizás es esta falta de honor lo que lleva a Rajoy y a su rancia mafia ultra a incumplir la Ley y vanagloriarse de ello, torpedeando además todos los esfuerzos de las familias para recuperar a sus muertos.

     Parece mentira que los de la gaviota, siempre tan reivindicativos con la memoria de las víctimas del terrorismo, se muestren tan desmemoriados con las víctimas del genocidio franquista. Una vez más aparece la vergonzosa y pepera distinción entre víctimas de primera y de segunda. Señor Rajoy, la justicia es un derecho que su cacareada Constitución reconoce a todos los españoles y sin memoria no hay justicia.


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